jueves, 26 de marzo de 2009

Paranoia gubernativa



Parece ser que el recurso más válido adoptado por los referentes del gobierno para cubrir sus desaciertos es apelar a mecanismos evasivos o simples delirios de persecución.

Mientras el país se debate en reacciones populares (de sectores que creíamos serían aliados de este gobierno: marchas campesinas, rebeldías de grupos autodenominados “ Sin techos” o riña por cargos en pleno internismo del PLRA) el primer anillo del presidente paraguayo, Fernando Lugo, sigue arrojando acusaciones sin datos consistentes, sobre la presencia tácita de un plan conspirativo.
Esta vez las pretensiones ya no son atribuidas al ex partido de gobierno, la ANR, sino a sectores de escasa representación parlamentaria como el partido Patria Querida o al siempre bien ponderado UNACE, liderado por el ex general golpista, Lino César Oviedo.
Con este último habría que tener cuidado, pero la puja por el poder no le permitiría tomar demasiada ventaja.
No dudo que haya intenciones de querer derrocarlo a Lugo, más aún cuando luego de 63 años de autocracia colorada, se abre el abanico de oportunidades nada menos que a los sectores políticos de minúscula filiación de adeptos.
Hoy, palabras como las del ministro de Emergencia Nacional, Camilo Soares, quien acusa una alianza fáctica para tumbar a Lugo, denotan no sólo la falta de una visión seria de cómo conducir un país en tiempos de crisis, donde quien tiene el bastón de mando debe tomar la iniciativa de acercamiento y consenso, sino que pone en evidencia una alarmante paranoia en la principal estructura de poder.
Las autoridades deberían recordar la moraleja de la fábula del pastorcito mentiroso y antes de levantar polvaredas, ocuparse de robustecer sus “alianzas”, no vaya a ser que sus pocos amigos empiecen a darle la espalda, al darse cuenta de que el negocio de la sublevación sigue vigente como una opción de poder en el Paraguay.

domingo, 22 de marzo de 2009

Responsabilidad en tiempos de crisis

En tiempos de crisis es cuando verdaderamente reluce nuestro sentido de compromiso. Hablo de todo aquello que decidimos hacer en tiempos de “auge” y que lo desvalorizamos cuando la situación es adversa. Esto ocurre en economía y en relaciones humanas.
Angustia, tensión, desesperación son palabras que comandan nuestros sentidos cuando vienen arreadas por su madre: la crisis.
Por tanto, podemos decir que en mayor proporción la crisis deviene en infortunio si esta disociada de responsabilidad.
Esta última palabra, en una de sus acepciones registradas en el diccionario de la Real Academia Española significa: “Capacidad existente en todo sujeto… para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente”. Esto nos induce a pensar, indefectiblemente, en que debemos aprender a captar nuestros compromisos, al tiempo de reconocer que la crisis es el factor de ajuste que debemos aprovechar como oportunidad para reconstruir nuestra realidad.
Parece tan fácil, pero la angustia le resultó difícil al mismo Jesucristo. El capítulo 26 del libro de San Mateo nos habla de dos situaciones contrapuestas a cerca del verdadero significado del término “responsabilidad”.
En este caso lo escogí a Pedro, uno de los discípulos de Jesús, para servirnos de mal ejemplo. Pedro representa nuestra típica reacción ante la turbulencia. Por su parte, Jesús una vez más nos demuestra el valor intrínseco de hacer lo justo pese a nuestras emociones.
Este pasaje nos habla del momento en el que Jesús empezó a percibir que en 2 días sería muerto en la cruz, entregado por los suyos. Por supuesto, como le ocurriría a cualquiera, la angustia era el condimento de sus días, Jesús confesaba que su “alma estaba muy triste”.
Pedro, quien era uno de los más allegados al mesías, impartiría en el monte de los Olivos, la frase que nos permite hoy reflexionar sobre la responsabilidad y el compromiso en tiempos de crisis; Jesús dijo a sus discípulos que se apartarían de él cuando le llegara el momento. En cambio Pedro, sin titubeos, le replicó diciendo que nunca lo negaría. Ustedes ya saben cómo continúa lo de este apóstol y cómo negó a Jesús en tres ocasiones cuando su bienestar corría peligro. En cambio, Jesús, que tenía la pesada carga de morir por nuestros pecados, traicionado por sus más cercanos, se entregó en oración, apartó de si sus emociones y reconociendo el mandato de su padre le dijo “hágase tu voluntad”.
En este claro ejemplo podemos entender el comportamiento de Jesús como una lección de vida y prosperidad, a él le valió la vida eterna, y a Pedro, el arrepentimiento por amor lo convirtió en siervo de Dios.
En ambos casos la moraleja es simple. La responsabilidad es el motor de empuje para salir del barranco, el compromiso es la inercia que permite el movimiento del ente responsable y el amor es el reparador de las heridas, tras la toma de decisiones erradas.
La crisis ha existido en todos los momentos de la historia, y su efecto cíclico no lo cambiará ningún presidente o profeta, sólo depende de nosotros entender que la responsabilidad es el cimiento que nos permitirá construir oportunidades en plena turbulencia.
Hoy la crisis, sea económica o emocional, está presente con su mayor esplendor, pero sólo nosotros conocemos su punto débil y está ubicado justo en el lugar en donde tu fe ha instalado su fábrica de oportunidades.

domingo, 1 de marzo de 2009

¿Qué nos quiere decir, señor Presidente?

Creo que eso es lo que deberíamos preguntarle a Lugo, ante la tremenda rareza de sus decisiones. A cualquier mortal, por más insensato que fuera, le resultaría temerario el posicionar a un hombre políticamente impresentable y socialmente repudiado, al frente de una institución de poder y con facultades para maquinar hasta espionajes.
Sí, me refiero al controversial caso del coronel de aviación, Lorenzo Benítez Liseras. Esta novela, que roza la ciencia ficción, inicia con un extraño episodio que envuelve a su protagonista (Benítez Liseras) en un litigio con la justicia argentina en el año 2005, que deriva en una condena de 4 años de prisión por contrabando de cigarrillos, y concluye con un sorprendente giro argumental tras el quiebre de la lógica, para posicionarlo en el 2009 como nuevo jefe de inteligencia aérea de las FF.AA paraguayas.
Así presentada, esta historia vende y mucho. Pero cuando se trata de algo verídico, tiende a preocupar a quienes piensan en cambio, previsibilidad y lucha a la corrupción.
Existen varios aspectos extraños en esta tragicomedia. En primer lugar, nos preguntamos qué motivó al presidente a salirse del protocolo institucional de las FF.AA y de la propia investidura de mandatario, para ir a visitar en su domicilio a un hombre con estos antecedentes y, peor aún, alimentar las suspicacias de la prensa, por haberlo hecho de manera clandestina.
Podemos pensar que lo hizo para jugar de actor y asumir facultades de agente fiscal o bien que sigue apegado a su perfil sacerdotal y llevó a cuestas el confesionario.
No me atrevo a pensar que el presidente de la república sea tan TORPE – o su decena de asesores - como para no darse cuenta de que estas decisiones traerían cola.
Al ser consultado sobre el asunto, el presidente dijo a los medios que fue a interiorizarse sobre el caso del polémico “aviador” e inmediatamente agregó que si los periodistas estaban tan interesados en conocer la historia, deberían hacer lo mismo y visitar al coronel en su domicilio. Esta respuesta también me resulta extraña. ¿Acaso el presidente no piensa lo que dice?
Para quienes no conocen los antecedentes del caso les cuento brevemente. El coronel Benítez Liseras cayó en la localidad de Corrientes, Argentina, en julio del año 2005, con un cargamento de 1.649 cajas de cigarrillo de contrabando. Según la hoja de vuelo expedida por funcionarios de la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac) el viaje tenía como destino la ciudad de Paraguarí, Paraguay. En su defensa, el experimentado piloto dijo que un fuerte temporal lo llevó a aterrizar de emergencia en suelo argentino. ¿Será verdad o no?, eso es algo que debemos investigar de algún modo. Lo cierto es que la justicia argentina lo condenó a 4 años de prisión – la pena fenece el próximo 3 de julio - y una corte militar paraguaya lo declaró inocente.
Más allá de todo esto, me sorprende la decisión del mandatario. Me resisto a creer que se trate de una decisión ingenua o el resultado de un desliz conductual característico de algún episodio de sicosis o esquizofrenia.
Creo que la postura presidencial nos está queriendo de decir algo, pero considero que en honor a la seriedad que supone el manejo de una república fundada sobre los cimientos de la democracia, deberíamos dejar de jugar a los acertijos y manejar con transparencia las decisiones de Estado.
Hoy el presidente nos toma el pelo, espero que mañana no sea otra cosa.