lunes, 26 de septiembre de 2011

Aprendamos a amar

Amor... esta es una palabra que resuena como una simple composición armónica de vocales y consonantes; recurso tan comercial como escapista que permea en una sociedad que desconoce de su verdadero sentido.
El amor es más que la simple expresión de necesidad del ser amado. Es superior al deseo de sentirse cubierto e importante por la sudoración que se provoca en otra persona.
El amor es el mayor gesto de entrega y predisposición para hacer feliz a alguien. Es gozarse por la sonrisa que el más diminuto gesto de buena voluntad puede trazar en el rostro de la persona a la que uno decidió entregar su corazón.
Esta sublime expresión de autosupresión del egoismo es lo que nos hace falta en estos tiempos, en contraposición a la frívola expresión de emocionalidades intensas pero fugaces.
La biblia nos habla del amor puro y nos enseña su verdadero significado. Este amor no es un simple sentimiento, es una conducta que se refuerza día tras día a pesar de las circunstancias y las adversidades.
El amor es el digno gesto de dar sin pedir nada a cambio, pero con la certeza de que la cosecha vendrá por la buena labranza.
Aprendamos a amar, y a entender que el amor que tengo no es el producto de lo que alguien me da, sino que es la fuente inagotable de energía que poseo para dar.
Que tengan un buen día y que el amor los acompañe en todo momento.

miércoles, 20 de julio de 2011

La lija de nuestras vidas



Las situaciones de oprobio a las que muchas veces estamos expuestos, no tienen porqué ser únicamente motivo de angustia en nuestras vidas.

Si nos ponemos a analizar seriamente, es en estas circunstancias en las que nos permitimos crecer de manera impensada.

Personalmente, he intentado en reiteradas ocasiones hacerle frente a pesadas cargas en mi vida, que son simples consecuencias de una conducta desacertada en el pasado.

Por lo general, tendemos a desapegarnos de nuestras responsabilidades y atribuir la culpa a un tercero. El pensamiento debería ser en el sentido contrario: “soy consciente que la responsabilidad es mía, y que el trabajo para superar la angustia será lento e incómodo”.

El dolor, la frustración y el desamparo parecen apoderarse de nuestras vidas en situaciones como éstas. Sin embargo, estos son sentimientos efímeros, que se esfuman con suma volatilidad cuando anteponemos coraje y dependencia a Dios.



No se trata de una simple explicación dogmática o del intento desesperado de encontrar respuestas en medio de la angustia. Se trata de dar testimonio del poder de Dios, el mismo que con la fuerza de su palabra creó todo lo que conocemos y desconocemos.

En la carta a los romanos, el apóstol Pablo escribió una frase que debe calar hondo en el espíritu de todo creyente envuelto en situaciones de angustia descontrolada “Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. Ro.9:16 ”. 

Esta frase, inspirada en el núcleo central del evangelio, nos obliga a pensar que aún en la adversidad tenemos la certeza de estar a merced de un Dios de orden.

Decía al principio que las situaciones de angustia no deben entenderse como la perdición, sino por el contrario, debería considerarse como el principio de una etapa de mejoramiento en nuestras vidas. 

Es difícil entenderlo, pero al haberlas superado se siente la satisfacción de la conquista; una suerte de liberación emocional que redime nuestras penas y nos entrega por gracia, el gozo de seguir avanzando con el compromiso de no volver a cargarnos con la misma culpa.

Es un proceso de maduración del carácter, que bien entendido y valorado nos ayudará a perfeccionarnos en las áreas de mayor dificultad de nuestras vidas. No en vano el mismo apóstol Pablo escribió en su epístola a los filipenses que “el que comenzó en vosotros la buena obra la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. Flp. 1:6.”

Sólo confiando en el poder redentor de Dios será posible superar el aparente cataclismo que sacude nuestras vidas durante la adversidad.

Esta no es una expresión retórica, es una experiencia personal.

martes, 3 de mayo de 2011

La autoridad que añade obediencia



La historia ha demostrado que el autoritarismo no funcionó como modelo de Gobierno, ya sea en Paraguay o Rusia. Muchos se preguntarán cuál fue el factor de desajuste; la respuesta es compleja, pero la poca razonabilidad de los mandatos imperativos puede ser el punto de partida hacia la explicación del fenómeno.

La obediencia es uno de los elementos más deseados por todo líder y, probablemente, es uno de los aspectos endógenos de la conducta humana más difícil de conquistar. Sucedió con las grandes tiranías, uno de los ejemplos más claros es la sociedad alemana. Este país experimentó situaciones ambiguas a lo largo de su historia.
El modelo trazado por Hitler tuvo inicialmente una amplia aceptación. Según los sicólogos, este comportamiento del conglomerado alemán respondió a cuestiones de carácter autoritario, precedentes a la formación del tercer Reich.
La educación intrafamiliar alemana estaba marcada por una verticalidad innegociable. Los hijos tenían pocos derechos de expresar sus pareceres, debían limitarse a obedecer órdenes y, consecuentemente, a reprimir sus emociones. Esto llevó, según los profesionales, a la formación de un perfil sádico dominante en el pueblo ario.
Hitler con su retórica motivacional y xenófoba exacerbó estas peculiaridades de su pueblo, y lo condujo a la destrucción.
Años después, con la derrota alemana en la segunda guerra mundial, este pueblo quedó dividido en fronteras internas que acentuaron los vacíos sico-afectivos. Fue en el Este, en la mal llamada República Democrática Alemana, donde la desobediencia se gestó como herramienta libertaria, desencadenando la revolución pacífica que concluyó con la caída del muro de Berlín.
A este punto quería llegar. Alemania es sólo un ejemplo del comportamiento social que deviene de una autoridad irracional.
La indisciplina no es el fruto de la casualidad; ni mucho menos, una respuesta refleja con el que uno nace para, sencillamente, oponerse a un determinado sistema de control. Es un aprendizaje diario condicionado por factores internos y externos que determinan el carácter individual y colectivo. Es allí donde el contexto en el que se forma esa conciencia y los modelos de liderazgo – ya sea familiar, religioso o político – adquieren una trascendencia única.
Con esta teoría deberíamos indagarnos cuál es el ejemplo que heredamos a los hijos y de qué manera inciden en nuestra conducta personal las características típicas de los representantes del poder político actual; pensando así quizás obtengamos los primeros esbozos para la explicación del carácter distintivo del paraguayo contemporáneo.
Aunque la mayoría de nosotros siempre pensó que el libro El Principito, del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry, fue concebido como un relato fantasioso para niños; al releerlo quedé sorprendido por la profundidad de su contenido. Me remito en este caso, a la cuestión del ejercicio de la autoridad. Cuando el Principito sale de su mundo para conocer otros en la galaxia, se cruza con distintos tipos de personas. En una de esas, llega hasta el mundo donde gobernaba un Rey. Al compartir pareceres, el Rey habla sobre el ejercicio de su autoridad y lo define con una frase que no admite desprecio: “La autoridad se basa ante todo en la razón. Si le ordenas a tu pueblo que se lance al mar, habría una revolución. Tengo derecho a exigir obediencia, porque mis órdenes son razonables”.
La última oración es impactante. Cuántos de nosotros comúnmente exigimos obediencia estableciendo peticiones irracionales.
Para aquellos que piensen que hablar de razón puede colisionar con la fe, permítanme responderles. El modelo de liderazgo de Jesús no admite desobediencia; por lo tanto, es un ejemplo de autoridad basada en la razón.
Los hombres sólo hemos contradicho los preceptos de Dios y esta desobediencia provocó la descomposición de la sociedad. En sus mandamientos, Dios nos compromete a llevar una vida lógica de convivencia pacífica.
Se imaginan lo que pasaría en este mundo si tan sólo cumpliéramos el consejo de Jesús citado en Lucas 6.27-28: “Pero a vosotros los que oís os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen y orad por los que os calumnian”.
La lógica no sólo debe tomarse como el hábito común de hacer las cosas, sino también por su objetivo, en este caso Jesús nos hablaba del ahorro de estrés, depresión y muchos otros rencores tóxicos.
En fin, la única autoridad que añade obediencia es la autoridad de Dios, y si nos comprometemos a seguirla, seremos herederos idóneos para transmitir la enseñanza a hijos, amigos y compañeros de trabajo.
No puedo terminar sin citar la descripción que hizo Jeremías sobre el perfil de autoridad de nuestro creador: “Grande eres en consejo y magnífico en hechos; tus ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres, para dar a cada uno según sus caminos y según el fruto de sus obras”. (Jeremías 32.19)

miércoles, 27 de abril de 2011

Mensaje de salvación conquista docena de almas



Semana Santa diferente en Asunción

Nadie siquiera se animó a suponer lo que ocurriría. En las redes sociales la invitación fue publicada a personas de todo tipo de credos y religiones, con el único afán de pasar una Semana Santa diferente con “Amigos de Esperanza”.

Sin un atractivo material, el mensaje evangelístico fue arrojado con fe en río revuelto; a la espera de que la red se encuentre rebosante al retirarla. Y así sucedió, pero no se apure, más abajo le contaremos los detalles.
Desde su consultorio de sicología clínica, el Lic. Gustavo Piñeiro, hizo la gran convocatoria. Afiches, mensajes de texto y llamadas telefónicas fueron los primeros soportes del evento, sumado al loable trabajo solidario de colaboradores de la Iglesia Vista Alegre de Asunción.
El encuentro ya estaba planificado, pero faltaba algo. Los organizadores creyeron conveniente iniciar las actividades con dos presentadores, que pudieran romper el hielo en los minutos previos a la prédica del Pastor Luis Goncalves, invitado especial de la congregación para lograr que el encuentro cumpliera su propósito de ser diferente.
El licenciado Piñeiro no tuvo mejor idea que conceder la tarea de apertura del evento a una pareja no adventista, que recién había experimentado del amor de Dios para evitar el divorcio. Una pareja no vinculada a la Iglesia era sinónimo de locura, aún así esta idea se cumplió.
El hombre estaba habituado a hablar en público y su mujer estaba acostumbrándose a hacerlo, pero ante grupos pequeños, a quienes dictaba cursos especializados.
Subieron al escenario e improvisaron un sketch sobre la forma en que habían llegado al lugar. Los rostros de los presentes demostraban aprobación y más de uno dejó soltar alguna sonrisa mientras se desarrollaba el improvisado prólogo. El pastor Goncalves sólo levantó el pulgar, acompañado de la cálida sonrisa que lo caracteriza.
Llegado el momento, el pastor Goncalves empezó la obra. Entre los presentes se encontraban personas ajenas a la iglesia, las mismas que concurrían asiduamente a la reunión organizada por el Lic. Piñeiro los días sábados, donde se predicaba la palabra de Dios relacionándola con temas de interés social como las adicciones, el estrés, cómo vencer el odio, entre otros.
El encuentro se repitió a la misma hora durante toda la Semana Santa y, contra todo pronóstico racional, cada vez fueron más las personas ajenas a la iglesia que se presentaron a oír la palabra de Dios.
El pastor Goncalves demostró una dinámica muy singular para su predicación. No se trataba de un mero monólogo con citas aisladas, era un profundo estudio bíblico sustentado en decenas de versículos que confrontaban a los indecisos y confirmaban la fe de los renovados. El Pastor habló - entre otras cosas- de la vigencia de la ley moral de Dios, la salvación y los argumentos teológicos sobre la segunda venida de Cristo.
Los llamados de sumisión al afable poder de Dios mediante el bautismo se dieron desde el tercer día. El temor, la timidez y la indecisión se apoderaron de aquellos que recibieron el mensaje como algo personal. De a poco fueron pasando. La mujer que hacía de presentadora del evento se animó y decidió preinscribirse en el libro de la vida. Su marido aún estaba indeciso. Otras personas también escogieron el camino de la redención con el correr de los días. Entre ellas se encontraban personas que apenas lograron desatarse de la carga de un pasado tormentoso.

Obra del Espíritu Santo

Uno de ellos fue el joven Ariel. Este chico de tan sólo 17 años estaba sumergido en las drogas. Según comentó, era integrante de una banda de música tropical, y fue en este grupo donde ingresó al submundo de las drogas; primero con bebidas alcohólicas, luego marihuana y, por último, crack.
Ariel se encuentra bajo la tutela de su abuela, la señora Celsa, quien llevaba 4 años exhortándole a que asistiera a alguna iglesia para abandonar su desordenado ritmo de vida, aunque ella aún desconocía que su nieto estaba inmerso en las drogas.
El joven prácticamente utilizaba la casa como una posada. Sólo iba al lugar para dormir y el contacto con la abuela se limitaba al saludo. La desolación y el desamparo de la señora Celsa llegaron a oídos de Ariel, a través de comentarios de sus propios amigos.
Recién allí Ariel dio el primer paso para abandonar la pesada carga que traía a su corta edad. Su padre había sido asesinado y de él, Ariel conservada como un tesoro el pedido especial que le había hecho y que se refería al cuidado de su abuela.
El joven decidió ir a un internado, pero la abuela siguió apostando a la fe. Amigos de la iglesia que conocían el caso le cursaron la invitación para asistir a una semana de oración. Ariel no dudó en asistir. Allí tuvo su primera experiencia con el Espíritu Santo. Las palabras del Pastor que oficiaba los cultos le tocaron en lo más profundo de su corazón. La expresión que aún mantiene como palabra viva en su mente fue cuando el Pastor se refirió al cuerpo como “santuario de Dios”. Según Ariel, en ese momento le invadió la convicción de pecado y se afianzó en él la decisión de alejarse de las drogas.
Ariel recuerda la semana de oración en la Iglesia Adventista de Vista Alegre como la mejor terapia que reconstruyó su vida.
Días después, Ariel fue uno de los invitados a asistir a la Semana Santa con Amigos de Esperanza. Participó activamente en todas las fechas y cuando sintió el llamado no dudó un instante en pasar al frente y sumergir su pesada “mochila emocional” en el fondo de las aguas bautismales. Según Ariel la decisión la tomó cuando el pastor Luis Goncalves mencionó que “el bautismo representaba el renacimiento de la persona, dejando atrás todo pecado y entendiendo que Dios te perdonó”.
Recién ahora se entiende la razón de la efusiva sonrisa de Ariel al pasar al frente y porqué se dirigió directamente a su abuela al tomar la decisión diciéndole que era la persona “más importante en su vida, y la más amada”.
Ariel se bautizó en sábado santo y al emerger del bautisterio el pastor Goncalves lo utilizó para llamar a otras personas a que decidieran tomar el mismo camino. Lo insólito del caso es que el pastor Goncalves recién supo del testimonio de Ariel en un almuerzo horas después del culto bautismal.

Renacimiento en Cristo

La historia de Ariel es sólo parte del inmenso testimonio de amor que se vivió en este encuentro de Amigos de Esperanza y no fue casualidad que se diera en la misma Semana Santa, que recuerda el sacrificio de Dios para redimirnos del pecado.
Junto a Ariel existen otras 11 historias que no fueron narradas, pero que encierran luchas similares en diferentes contextos.
Perdón! ¿Recuerdan al marido de la presentadora que les conté más arriba que se mostraba indeciso al llamado del pastor? Ese hombre soy “yo”, y hoy les cuento la historia no sólo como testigo, sino como protagonista de una Semana Santa milagrosa que transformó mi vida y fortaleció mi matrimonio. Yo también pasé al frente y decidí bautizarme junto con mi esposa el sábado santo.
La experiencia de la redención de Cristo primero la vivió mi amada esposa, y luego me la contagió. Tan sólo meses atrás habíamos experimentado situaciones de angustia que nos habían distanciado emocionalmente y que amenazaron con socavar los cimientos de nuestra unión conyugal.
Ambos fuimos beneficiados con un llamado que inició en el consultorio del Lic. Piñeiro y que alcanzó su cumbre en la celebración de pascuas. Mi esposa se había sentido tan decepcionada que se alejó de la fe y por obra de Dios fue ella quien esta vez me condujo con una prédica ineludible a dar un salto de fe.
Este paso lo hice con absoluta convicción, pese a la incertidumbre laboral que eso acarrearía, en especial cuando se trata de guardar el sábado como día de reposo y santificación.
Pero todo esto es poco conforme a la promesa de nuestro Padre que está claramente expuesta en la Biblia: “No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios de salvación para todo aquel que cree…”. Ro 1:16.
El relato que compartimos no forma parte de una fábula mística, sino del reflejo de un Dios vivo y eficaz que se encuentra a la espera de que tomemos una decisión y aceptemos su consoladora gracia.
Esta Semana Santa diferente también sirvió para que se abriera una filial de la iglesia Vista Alegre de Asunción, denominada “Nueva Esperanza”; sitio desde donde - con absoluta certeza - se logrará conducir a más personas hacia el precioso camino del Señor.