miércoles, 27 de abril de 2011

Mensaje de salvación conquista docena de almas



Semana Santa diferente en Asunción

Nadie siquiera se animó a suponer lo que ocurriría. En las redes sociales la invitación fue publicada a personas de todo tipo de credos y religiones, con el único afán de pasar una Semana Santa diferente con “Amigos de Esperanza”.

Sin un atractivo material, el mensaje evangelístico fue arrojado con fe en río revuelto; a la espera de que la red se encuentre rebosante al retirarla. Y así sucedió, pero no se apure, más abajo le contaremos los detalles.
Desde su consultorio de sicología clínica, el Lic. Gustavo Piñeiro, hizo la gran convocatoria. Afiches, mensajes de texto y llamadas telefónicas fueron los primeros soportes del evento, sumado al loable trabajo solidario de colaboradores de la Iglesia Vista Alegre de Asunción.
El encuentro ya estaba planificado, pero faltaba algo. Los organizadores creyeron conveniente iniciar las actividades con dos presentadores, que pudieran romper el hielo en los minutos previos a la prédica del Pastor Luis Goncalves, invitado especial de la congregación para lograr que el encuentro cumpliera su propósito de ser diferente.
El licenciado Piñeiro no tuvo mejor idea que conceder la tarea de apertura del evento a una pareja no adventista, que recién había experimentado del amor de Dios para evitar el divorcio. Una pareja no vinculada a la Iglesia era sinónimo de locura, aún así esta idea se cumplió.
El hombre estaba habituado a hablar en público y su mujer estaba acostumbrándose a hacerlo, pero ante grupos pequeños, a quienes dictaba cursos especializados.
Subieron al escenario e improvisaron un sketch sobre la forma en que habían llegado al lugar. Los rostros de los presentes demostraban aprobación y más de uno dejó soltar alguna sonrisa mientras se desarrollaba el improvisado prólogo. El pastor Goncalves sólo levantó el pulgar, acompañado de la cálida sonrisa que lo caracteriza.
Llegado el momento, el pastor Goncalves empezó la obra. Entre los presentes se encontraban personas ajenas a la iglesia, las mismas que concurrían asiduamente a la reunión organizada por el Lic. Piñeiro los días sábados, donde se predicaba la palabra de Dios relacionándola con temas de interés social como las adicciones, el estrés, cómo vencer el odio, entre otros.
El encuentro se repitió a la misma hora durante toda la Semana Santa y, contra todo pronóstico racional, cada vez fueron más las personas ajenas a la iglesia que se presentaron a oír la palabra de Dios.
El pastor Goncalves demostró una dinámica muy singular para su predicación. No se trataba de un mero monólogo con citas aisladas, era un profundo estudio bíblico sustentado en decenas de versículos que confrontaban a los indecisos y confirmaban la fe de los renovados. El Pastor habló - entre otras cosas- de la vigencia de la ley moral de Dios, la salvación y los argumentos teológicos sobre la segunda venida de Cristo.
Los llamados de sumisión al afable poder de Dios mediante el bautismo se dieron desde el tercer día. El temor, la timidez y la indecisión se apoderaron de aquellos que recibieron el mensaje como algo personal. De a poco fueron pasando. La mujer que hacía de presentadora del evento se animó y decidió preinscribirse en el libro de la vida. Su marido aún estaba indeciso. Otras personas también escogieron el camino de la redención con el correr de los días. Entre ellas se encontraban personas que apenas lograron desatarse de la carga de un pasado tormentoso.

Obra del Espíritu Santo

Uno de ellos fue el joven Ariel. Este chico de tan sólo 17 años estaba sumergido en las drogas. Según comentó, era integrante de una banda de música tropical, y fue en este grupo donde ingresó al submundo de las drogas; primero con bebidas alcohólicas, luego marihuana y, por último, crack.
Ariel se encuentra bajo la tutela de su abuela, la señora Celsa, quien llevaba 4 años exhortándole a que asistiera a alguna iglesia para abandonar su desordenado ritmo de vida, aunque ella aún desconocía que su nieto estaba inmerso en las drogas.
El joven prácticamente utilizaba la casa como una posada. Sólo iba al lugar para dormir y el contacto con la abuela se limitaba al saludo. La desolación y el desamparo de la señora Celsa llegaron a oídos de Ariel, a través de comentarios de sus propios amigos.
Recién allí Ariel dio el primer paso para abandonar la pesada carga que traía a su corta edad. Su padre había sido asesinado y de él, Ariel conservada como un tesoro el pedido especial que le había hecho y que se refería al cuidado de su abuela.
El joven decidió ir a un internado, pero la abuela siguió apostando a la fe. Amigos de la iglesia que conocían el caso le cursaron la invitación para asistir a una semana de oración. Ariel no dudó en asistir. Allí tuvo su primera experiencia con el Espíritu Santo. Las palabras del Pastor que oficiaba los cultos le tocaron en lo más profundo de su corazón. La expresión que aún mantiene como palabra viva en su mente fue cuando el Pastor se refirió al cuerpo como “santuario de Dios”. Según Ariel, en ese momento le invadió la convicción de pecado y se afianzó en él la decisión de alejarse de las drogas.
Ariel recuerda la semana de oración en la Iglesia Adventista de Vista Alegre como la mejor terapia que reconstruyó su vida.
Días después, Ariel fue uno de los invitados a asistir a la Semana Santa con Amigos de Esperanza. Participó activamente en todas las fechas y cuando sintió el llamado no dudó un instante en pasar al frente y sumergir su pesada “mochila emocional” en el fondo de las aguas bautismales. Según Ariel la decisión la tomó cuando el pastor Luis Goncalves mencionó que “el bautismo representaba el renacimiento de la persona, dejando atrás todo pecado y entendiendo que Dios te perdonó”.
Recién ahora se entiende la razón de la efusiva sonrisa de Ariel al pasar al frente y porqué se dirigió directamente a su abuela al tomar la decisión diciéndole que era la persona “más importante en su vida, y la más amada”.
Ariel se bautizó en sábado santo y al emerger del bautisterio el pastor Goncalves lo utilizó para llamar a otras personas a que decidieran tomar el mismo camino. Lo insólito del caso es que el pastor Goncalves recién supo del testimonio de Ariel en un almuerzo horas después del culto bautismal.

Renacimiento en Cristo

La historia de Ariel es sólo parte del inmenso testimonio de amor que se vivió en este encuentro de Amigos de Esperanza y no fue casualidad que se diera en la misma Semana Santa, que recuerda el sacrificio de Dios para redimirnos del pecado.
Junto a Ariel existen otras 11 historias que no fueron narradas, pero que encierran luchas similares en diferentes contextos.
Perdón! ¿Recuerdan al marido de la presentadora que les conté más arriba que se mostraba indeciso al llamado del pastor? Ese hombre soy “yo”, y hoy les cuento la historia no sólo como testigo, sino como protagonista de una Semana Santa milagrosa que transformó mi vida y fortaleció mi matrimonio. Yo también pasé al frente y decidí bautizarme junto con mi esposa el sábado santo.
La experiencia de la redención de Cristo primero la vivió mi amada esposa, y luego me la contagió. Tan sólo meses atrás habíamos experimentado situaciones de angustia que nos habían distanciado emocionalmente y que amenazaron con socavar los cimientos de nuestra unión conyugal.
Ambos fuimos beneficiados con un llamado que inició en el consultorio del Lic. Piñeiro y que alcanzó su cumbre en la celebración de pascuas. Mi esposa se había sentido tan decepcionada que se alejó de la fe y por obra de Dios fue ella quien esta vez me condujo con una prédica ineludible a dar un salto de fe.
Este paso lo hice con absoluta convicción, pese a la incertidumbre laboral que eso acarrearía, en especial cuando se trata de guardar el sábado como día de reposo y santificación.
Pero todo esto es poco conforme a la promesa de nuestro Padre que está claramente expuesta en la Biblia: “No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios de salvación para todo aquel que cree…”. Ro 1:16.
El relato que compartimos no forma parte de una fábula mística, sino del reflejo de un Dios vivo y eficaz que se encuentra a la espera de que tomemos una decisión y aceptemos su consoladora gracia.
Esta Semana Santa diferente también sirvió para que se abriera una filial de la iglesia Vista Alegre de Asunción, denominada “Nueva Esperanza”; sitio desde donde - con absoluta certeza - se logrará conducir a más personas hacia el precioso camino del Señor.