domingo, 27 de mayo de 2012

El desafío a un gigante dormido

Para los que no me conocen demasiado, les cuento que desde hace casi dos años me desempeño como Jefe de Prensa de un canal de televisión; pero hace al menos 9 años que trabajo en este sitio. 

Empecé muy joven en el oficio, y he acompañado el crecimiento sistemático de este medio. Por muchos años sentí frustraciones por querer posicionar al canal en una mejor ubicación ante el público. 

Mis sueños eran tan grandes, que quizás yo mismo no creía que podrían hacerse realidad. Ahora creo que lo que estaba mal era la metodología. 

En los últimos meses comprendí que el éxito no está en el medio ni en su estructura, está en la voluntad de quienes deseen elevar sus capacidades en el ejercicio de sus funciones. Me animé a dar el salto. 

Luego de varias reuniones con los compañeros, de escuchar sus angustias y de analizar cada una de sus potencialidades, logré completar el crucigrama con una propuesta distinta, dinámica y entretenida para nuestro servicio informativo central. Pero no crean que el logro del cambio es sólo mio, en el proceso fui colectando comentarios, deseos y sugerencias de mis compañeros de batalla, cada palabra era tenida en cuenta. 

Hoy la respuesta es muy grata. Llevamos casi un mes del nuevo formato y el factor sorpresa sigue siendo la novedad. Pero nuestro sueño es mucho más ambicioso. Queremos posicionarnos como referentes en el trabajo periodístico de este país y para ello sólo hace falta incentivar cada día más el ingenio, mantenernos en la misma línea de coherencia y tratar los temas con un abordaje serio, profesional y profundo, elementos a veces descuidados por la premura del tiempo en que vivimos, donde la competencia la marcan el sensacionalismo y la frivolidad. 

 El equipo de trabajo ha desafiado a un gigante dormido... el gigante del talento oculto en cada uno de los miembros del plantel que de a poco van exponiendo sus mejores dotes. 

El éxito no sólo esta definido por la reconocimiento de terceros, sino por la satisfacción personal de saber que las cosas se hacen con entrega y devoción. 

Agradezco a la gente que creyó en el sueño y que día tras día trabaja para que se haga realidad. 

A todos ellos les animo a seguir creyendo que el único límite que tenemos "es el que nosotros mismos nos trazamos". 

Estas personas tienen nombre y apellido que merecen absoluto respeto. Estos seres componen una nueva generación de periodistas que demuestran a las claras que no existe obstáculo que no pueda ser superado y que no hay reparos cuando las cosas deben hacerse como corresponde. 

 Por ellos y por los logros que nos esperan va mi saludo y reconocimiento.

viernes, 17 de febrero de 2012

Cuantas cosas ya me he perdido


Cuanta risa tuya se esfumó en el vacío de mi ausencia. Sensaciones de victoria, necesidad de protección ante la insoportable derrota.

La vida me ha obligado a mantener distancia. Problemas que no son ni tuyos ni míos engrosan nuestro alejamiento.

Los límites de nuestro cuerpo imponen barreras que son fácilmente franqueables por la imaginación, pero ésta aún es insuficiente para cubrir las necesidades del alma.
         

El tiempo pasa como enérgico enemigo irredimible. Las cosas que quedaron atrás no pueden ser recuperadas, y el futuro incierto me genera cierta angustia.

Sé a quién recurrir y a él pido que guarde tu corazón y que algún día puedas comprenderme. Te ame desde siempre y fui el primero en verte.


Aún recuerdo el instante en que emergiste del vientre de tu madre para encontrarte con este mundo imperfecto. Aún recuerdo las primeras muecas de tu rostro cuando descubriste que debías pelear con tus propias fuerzas para tomar aire.

¡Cuánto tiempo ha pasado! Los días me muestran que no sólo aprendiste a inhalar el aire de vida, sino que tu razonamiento ha crecido tanto que tus preguntas calan en lo más profundo de mi corazón, que no atina a encontrar la respuesta correcta.

El desglose de los hechos desfigura mis verdaderos sentimientos. La juzgadora mirada superficial me ha hecho culpable de algo que no cometí.

Pese a la angustia, permanezco tranquilo en la esperanza. Sé que llegará ese día en que tu comprensión estará mucho más afinada. Estoy seguro que ese día no te quedarán dudas de lo que siempre significaste en mi vida.

Te amo, te amé y te amaré por siempre…