martes, 17 de diciembre de 2013

Si señores, soy un soñador!


Tengo apenas una década en periodismo, pero la experiencia acumulada en estos años me ha fortalecido suficiente para seguir soñando.
Mis seres queridos dicen a mis espaldas que hago mucho menos de lo que pienso y no se si eso es un defecto o una virtud.
Lo que si se es que varios de esos sueños que me tracé cuando apenas era un adolescente de a poco y con mucho esfuerzo se fueron materializando.
El proceso de maduración quizás fue más lento que otros, pero me place decir que estoy contento con el trazado de mis pies en este incipiente camino hacia la maduración profesional y personal.
Mientras andaba, tuve el privilegio de compartir el proceso de maduración de otras personas, viendo desde el brote más pequeño de su aparición en este oficio, hasta la transformación en lo que son hoy día; profesionales que no tienen espacio para la envidia.
También pude apreciar el desarrollo de un medio de comunicación que venía del descenso y que de a poco iba dibujando un perfil distinto pero similar al de los otros medios, especialmente en materia informativa.
Era octubre del año 2003, cuando al salir de la facultad un apreciado amigo, Freddy Almada, me encontró en el pórtico de acceso, mientras esperaba por su esposa que también estudiaba en la Facultad de Filosofía U.N.A.
Me preguntó que había pasado conmigo y le comenté que estaba trabajando en un canal, haciendo nada de lo que quería con mi vida profesional. Ni siquiera había dado el primer paso.
Freddy conocía mis ansias por trabajar en periodismo, ya que se lo dije hasta el hartazgo cuando trabajamos juntos en la producción de un programa de televisión que promocionaba los talentos juveniles y en el cual yo era un “simple asistente”.
Siempre le decía que sería periodista y que pronto trabajaría en ello.
Al encontrarnos me comentó que estaba gerenciando el canal en el que habíamos compartido labores y me preguntó si seguía con el propósito de convertirme en periodista. Al asentir me indicó que fuera al día siguiente a un casting junto a Christian Nielsen, Gerente de Prensa, y que le dijera que iba de su parte.
Fue así como quedé por ironías del destino, ya que no se había presentado el otro aspirante al puesto. No hubo necesidad de descarte, no se me antepuso ningún rival en aquel muestreo.
Cuando me inicié en periodismo televisivo era el único reportero del departamento de Prensa. El coordinador estaba tan afanado en demostrar que podía articular esfuerzos para lograr un noticiario con escasa infraestructura, que se olvidaba de una pieza esencial de sus labores: ignoraba mi existencia.
Mi mente no resistía tanta presión. Todavía era lento procesando la información y tenía la obligación de llegar con la mayor cantidad de materiales posibles para cubrir el espacio del servicio informativo central, también el único del canal en ese entonces.
Pensé que este trabajo no era para mi, me veía incompetente. No manejaba todos los temas de la agenda diaria y me costaba mucho identificar el “elemento de relevancia” en aquella avalancha informativa.
No lo hubiese logrado sin la ayuda incondicional de mi padre, que en esos tiempos permanecía en el plantel de Prensa del canal con mayor peso periodístico del país y fungía como una suerte de “coordinador externo” para mi, era él quien me orientaba y pasaba informaciones de interés general.
Todos los días yo aparecía con una noticia relevante, incluso sorprendiendo la exigua producción de mi coordinador.
Creo que aprendí a sobrevivir en el rubro, superando precariedades y resistiendo a las pesadillas que me ubicaban en diversas coberturas con la necesidad imperiosa de mejorar mis tiempos en la redacción de los materiales.
Me esforcé en leer cuanto tenía enfrente, a comprender las diversas áreas con sus particularidades, a mejorar mis técnicas de articulación con los colegas para nutrirme de sus experiencias; en fin, a hacerme paso en este mundo de singulares personas que tienen como misión “informar y robustecer a la opinión pública”.
Mi sueño era conducir el noticiero. Mi sueño sigue siendo crecer hasta lo más alto de la labor periodística.
En estos años me encontré con gente dispuesta a todo para salir adelante. Personas que le hacían frente a la insuficiente infraestructura, mientras luchaban contra sus fantasmas internos. Seres humanos que me permitieron crecer como individuo, de saber tratar a mis pares como corresponde, aprovechando sus fortalezas y resguardándonos mutuamente en nuestras debilidades.
Con escasos 3 equipos de exteriores y con el imperativo de disminuir al mínimo el desplazamiento para no “derrochar” el combustible asignado semanalmente a los móviles, esta gente valerosa cumplía su misión, para que en los informativos nadie se enterara de los problemas domésticos.
Esta gente no conocía límites, la idea de “llegar o tener” la información era siempre el mejor aliciente para lograr el cometido.
Gracias a estas personas aprendí la dulce misión de liderar, de superar mis defectos, mi mal carácter y entender que no hay crecimiento aislado, que el desarrollo sólo respeta una fórmula de crecimiento sinergico, donde la ascensión de cada pieza es la catapulta para el siguiente de la cadena productiva.
Hoy este equipo se enfrenta a un escenario incierto y no me queda más que declarar con y por fe lo que me indica mi convicción. No rehuyo a mi condición de CREYENTE CRISTIANO, por más de que la historia haya bastardeado el gran mensaje de amor que promueve el evangelio.
Para estos amigos y compañeros de todas las secciones de este medio que dieron todo de si en el trabajo diario, les va la analogía de la historia bíblica de José en el capítulo 39 del libro de Génesis.
José fue arrojado a un pozo, vendido por sus hermanos, privado de su libertad por algo que no cometió, pero los ojos de Dios estaban puestos sobre él.
A pesar de sus circunstancias, José nunca renunció a tres grandes componentes de su vida: sueños, convicción e integridad.
A estos amigos que me dieron el honor de acompañarlos en el sueño de posicionar nuestro medio como referente periodístico les pido que se tomen de esta promesa celestial que deviene de la experiencia de José: “... vio su amo que Jehová estaba con él, que Jehová le hacía prosperar en todas sus empresas”. Génesis 39:3.

lunes, 28 de octubre de 2013

Kabalo: el goleador que rompió el maleficio



La historia detrás de la historia


Son muchos los seudónimos que ha recibido a lo largo de su carrera en el fútbol de barrio, pero él se sintió a gusto con “Kabalo”, expresión familiarizada fonéticamente con “caballo”, mote que había heredado de su padre, un consagrado zaguero central del fútbol de primera división de la década de los 70.

Fernando Rivarola (30) es uno de esos jugadores que el fútbol profesional paraguayo lamenta no tener en sus filas. Hombre de marca y ataque, caracterizado por una patada severa, la cual hizo que ganara su distintivo “marcante”.

Fernando Rivarola vía Facebook

En los torneos de barrio disputados en Asunción, en los últimos 15 años se ha convertido en una figura tan emblemática, como lo fuera en el siglo pasado el legendario Arsenio Erico para el fútbol argentino.

Su capacidad de anotar goles es indespreciable. “Es un jugador de área y fuerza, que sabe sacar provecho a los pocos espacios y que arroja un disparo al arco sin tomar mucho impulso”, así lo describen sus amigos de infancia, al tiempo de comentar que los muchos logros obtenidos se debieron siempre a su formidable rendimiento.

Sin embargo, este jugador excepcional y goleador histórico (9 trofeos de goleador y más de 300 goles marcados) nunca pudo consagrarse campeón disputando el partido.

La primera vez que su equipo Spartakus salió campeón se encontraba en el banco de suplentes. Algunos indican que en dicha ocasión no ocupó la nómina principal porque se había excedido de copas la noche anterior.

Pero esta vez, la historia del fútbol no profesional lo redimió. Kabalo se consagró campeón estando en la cancha. El sábado 26 de noviembre de 2013 se convirtió en una fecha histórica, en especial para quienes lo vieron crecer. 

 Fernando Rivarola vía Facebook

Esta fecha tiene una connotación especial, porque se rompió un maleficio. En esa fecha Kabalo disputó su final número 13, y fue la primera vez que pudo levantar la copa con el sentimiento propio del deber cumplido.

Esta vez no miró el partido desde el banco de suplentes, lo hizo estando en la cancha y anotando el último penal” manifestó notablemente emocionado con lagrimas en los ojos Julio Rodríguez, miembro de la hinchada del club Spartakus.

Kabalo logró quebrar la mente de los incrédulos y redimió al mismo “Saltarín Rojo”, ya que Erico dejó un gran vacío en su legado futbolístico. “Si bien Arsenio Erico fue el mejor jugador en la historia del fútbol paraguayo, nunca pudo vestir la albirroja”, recuerda Julio Rodríguez, al hacer un paralelismo con la notable hazaña lograda por Kabalo en el fútbol amateur.

Fernando Rivarola dio un salto importante en su legajo deportivo. En su caso, los libros no lo recordarán como el hombre que quiso ser, sino por el que fue y venció la mala fe de quienes creían que nunca lograría levantar la copa con absoluta autoridad moral, como finalmente lo hizo.

viernes, 14 de junio de 2013

Maldición en la sobreabundancia

Desde hace días se regodea en mi mente la necesidad de tocar un tema que se me presenta bastante antagónico. Es una de esas ideas que uno se plantea y desea contrastarla con la realidad. El título de este pensamiento ya desnuda su perfil dicotómico.

Es notable como la riqueza, en cualquiera de sus manifestaciones, tiende muchas veces a descalabrarse hacia el fracaso y en contrapartida, cómo de las precariedades surgen las mejores oportunidades de desarrollo. ¿Por qué? Eso es lo que intentaré explicar con algunos ejemplos.

La vida en sí es una ficción que no la entendemos hasta que nos hace parte del rodaje. Cada minúsculo detalle cotidiano adquiere otra connotación cuando la ponemos en su correcta perspectiva… fíjense.

Gustavo Mancuello es un joven de 19 años que nunca conoció a su padre. Su infancia estuvo marcada por la ausencia de una figura paternal, situación que con mucho ímpetu fue compensada, de algún modo, por la laboriosidad y entrega que logró conjugar su madre en un amor sublime.

Gustavo recibió la educación básica y complementaria como corresponde. En su adolescencia sintió mucha atracción por el mundo informático, es así que decidió cursar sus estudios secundarios en la carrera de técnico en informática.

Lo singular de este joven es que nunca tuvo una computadora durante sus tres años de bachillerato. ¿Y cómo lo hizo? Gustavo se las ingenió para suplir la ausencia material.

Cada minuto en la sala de computación era valioso. Cuando era hora de interactuar con la máquina, todos sus sentidos estaban en alerta. Incluso, logró que su interés lo llevara a dibujar una computadora en su cuaderno anotador, con todas sus partes, y desde allí iba repasando funciones y técnicas, imaginándose la presencia física del procesador, hasta el próximo encuentro “real” con esta anhelada herramienta.


Sin una máquina a su disposición, Gustavo logró egresar entre los mejores. Hoy día desea concretar su siguiente objetivo: recibirse de ingeniero en informática.

Gustavo en su actual trabajo

Siempre hemos oído el aforismo consuetudinario que nos dice que “aquello que más nos cuesta, es lo que más valoramos”, y es verdad.

Paraguay es un país rico en recursos naturales. Posee una ubicación geográfica estratégica (justo en el corazón de Sudamérica) lo cual le permite estar en contacto directo con varios países del cono sur para el tráfico comercial.

Paraguay agrícola vía google

El suelo guaraní es tan fértil que la agricultura hasta podría constituirse en un rubro citadino. Aún así, el país está ubicado entre aquellos con mayor índice de pobreza (32,4% a 2011), menor desarrollo urbano, bajos niveles de competitividad y pésimos indicadores en calidad de gestión educativa y de aprendizaje; esto último según un estudio elaborado por el Foro Económico Mundial, que indica que Paraguay está en el puesto 138 de 142 países por sus bajas condiciones educativas. 


Niños paraguayos en clase

Pero aquí no se trata de hacer una apología de la escasez. Por el contrario, la idea es someter al ajuste del raciocinio el derroche de oportunidades por una mala actitud.

Un ejemplo de buen aprovechamiento de los recursos disponibles y de ejecución de un plan estratégico de desarrollo diferenciado es el sistema educativo finlandés.

Este país ubicado al este de Europa rompe con todos los paradigmas. Un informe publicado por BBC Mundo señala que “No son los que más invierten en educación (menos del 7% del PIB), ni los que imponen la mayor carga horaria a los niños en las escuelas (608 horas lectivas en primaria en comparación con 875 de España, por ejemplo)”, aún así los resultados de su política educativa, que ni siquiera es demasiado exigente al punto que los estudiantes son sometidos a evaluación recién terminada la secundaria, ubica a este país entre los que mayor índice de aprendizaje posee su población.

La motivación de Finlandia es precisamente haberle sacado provecho a su fortaleza, advirtiendo sus limitaciones.

Este país no goza de una fuente exuberante de recursos naturales y está ubicado justo en el centro de países de grandes economías como Rusia y Suecia. Sus gobernantes entendieron que el único recurso que les daría competitividad sería la cultura, particularmente su dominio en el ámbito del saber. 
Niños finlandeses 

En este país hace frío casi la mitad del año y en invierno las temperaturas pueden llegar a los -25 º C. Es increíble como en este contexto, este país posee una floreciente estructura económica industrial y una respetada estructura sociológica donde el saber es la balanza que define el estatus social de la población, más que la simple y llana acumulación de riquezas. Por ejemplo, en Finlandia ser maestro es todo un galardón.

Por otro lado, un ejemplo del derroche por mala actitud lo encontramos en el relato bíblico que refiere a la historia del rey Saúl.

En 1 Samuel 9:2 la biblia describe a este hombre con excepcional precisión respecto a sus cualidades externas “…joven y apuesto… En Israel no había otro más elegante que él. Del hombro arriba sobrepasaba a todos”.

El plan de Dios en la vida de Saúl era convertirlo en un ser tan poderoso y especial que, incluso, ya había declarado que sería un hombre victorioso. No obstante, este privilegiado hebreo tenía un rival para él infranqueable: una terrible inseguridad.

Saúl luchaba contra un complejo de inferioridad, muy a pesar de sus cualidades internas y externas. El se veía como lo que este mundo le indicaba, hijo de la familia más pequeña de la tribu más pequeña de Israel. 
Básicamente este hombre desoyó su bendición y la derrochó. ¿Qué estás haciendo vos?

Ilustración Rey Saúl vía google

Esta misma premisa se extiende a las relaciones de pareja y a los múltiples roles que nos impone el proceso de socialización.

La maldición no está necesariamente en las cosas ni en las circunstancias, se encuentra  en el mismo lugar donde sabiamente Jesús indicó que estaba el cofre sagrado de nuestro desarrollo “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” Mt. 6:21.















sábado, 18 de mayo de 2013

El último grito

Un largo y tenebroso pasillo nos conduce al rincón más oscuro de este depósito de cuerpos vivientes: Camboya. El fétido olor es lo más noble que ofrece este sitio. 

Las paredes resquebrajadas con mosaicos de humedad y el piso de cemento alisado con notorias grietas son sólo pequeñas señales de un desolador olvido. 

En este lugar hay personas que no conocen la razón de su condena, pero la sienten como el peor castigo día tras día. 


El principio de la selección natural y la supervivencia del más apto son irrefutables en este lugar. El tiempo es absolutamente relativo. Las manecillas del reloj son empujadas torpemente entre la pereza y el desamparo. Los segundos son eternos en este inhóspito edificio de Asunción. 

Una persona que estuvo allí por varios años me confió recientemente algunos relatos de lo que representa vivir en un lugar donde la vida es el bien menos preciado. Un cigarrillo o un gramo de droga son mucho más importantes. 

"En el penal de Tacumbú gobiernan los jefes de pabellón", me decía este amigo al significar que la estructura del Estado es sólo el ropaje externo y superficial que se le da a un sitio que "realmente no le importa a nadie, más que a aquellos que lucran desde ese lugar". 



Miles son los confinados al exilio de la desdeñosa miseria. La muerte se mofa de estos seres vivos andropomorfos, olvidados por su gente y reducidos a una pena sin reparos. Muchos cometieron crímenes espeluznantes, otros quisieron aniquilar al hambre con el amparo de un azaroso hurto de gallina. 

En este desierto de desolación sobrevive un total de 3.600 internos, mientras que el edificio fue diseñado para albergar con suerte a 1.800 de ellos. 

Las reglas de convivencia interna son muy rigurosas. El mínimo error puede costarle la vida al intrépido agresor. 

Muy al contrario de lo que mi conciencia de periodista me decía por el conocimiento sesgado de la información provista por las autoridades, los famosos "pasilleros" no necesariamente son los desamparados seres que no encontraron cobijo en las húmedas y minúsculas celdas. 

En realidad son los "inadaptados" a las reglas internas de "convivencia pacífica" que establecieron los mismos reos. 

Según me dijo un confidente, los "pasilleros" son los que se quedan con las pertenencias ajenas o los que no pagan sus deudas a los traficantes. 


Para ellos, el primer paso hacia el destierro es confinarlos a los pasillos, sin abrigo y, en la mayoría de los casos, sin alimentación. 



Los jefes de pabellones regularmente se reúnen en una suerte de "concilio" para decidir que hacer posteriormente con ellos. La reincidencia se paga con la pena capital y "cuando la decisión está tomada no hay vuelta atrás". 

No obstante, lo que más me sorprendió fue un dato sobre la última expresión del reo sometido a la justicia de sus pares. 

Más allá de los límites de la racionalidad y de los estereotipos que configuran un perfil sicopático, existen elementos sicolingüísticos que unifican a estas almas huérfanas de calidez en el estrecho camino hacia su expiración. 

Cuando la sentencia de muerte está echada, esto se hace público entre los internos. Todos saben que esa misma noche "alguien viajará", expresión que utilizan para referirse al inminente crimen. 

Las estadísticas confirman que los sentenciados a muerte utilizan la misma expresión final para confirmar su "viaje". 

En la antesala de la muerte, cuando el verdugo está a punto de concretar el pacto, todos los reos - sea cual fuere el crimen que hayan cometido - utilizan la misma expresión para evadir al temor que los embarga: Mamáaaaaa! Y sus voces rompen el silencio de la noche... 

La muerte en Tacumbú parece un fin en si misma, en la cual los reos "inadaptados" son artífices de un final reparador que deja por detrás un sistema opresivo y excluyente, incapaz de producir redención; sino por el contrario, estructurado para acrecentar la criminalidad en los casos de aquellos que no teniendo condena absorbieron el mal ejemplo para sobrevivir e incrementaron de ese modo su perfil criminal. 

Quizás este último grito al que nos referimos también nos involucra. Tal vez nuestra sociedad está igualmente desamparada y carcomida por el desenfreno; y en nuestros actos subconscientes, todos recurrimos a esta senda de regresión, que no es más que un alarido desaforado en busca de auxilio.    

Mamáaaaaaa! grito congruente entre el inicio y el final de la vida. Sustantivo sobre el cual reposa la eficacia del ser y la eficiencia de la sociedad. 




martes, 14 de mayo de 2013

El Judas de la independencia paraguaya


Muchos quizás nunca oyeron su nombre. Otros lo encontrarán en los resquicios de su memoria. Lo cierto es que José Espínola y Peña no figura en los registros históricos tradicionales como una figura envolvente de la identidad nacional, pero su participación en la historia independentista podría considerarse como "elemental". 

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Don José Espínola y Peña fue delegado de Concepción en tiempos de la colonia y responsable en gran medida de los conflictos bélicos con el gobierno de Buenos Aires.

Aunque la historia no hace hincapié en los villanos, la incursión de Don José Espínola y Peña en la historia del país puede decirse que provocó el contexto para que el Paraguay luchara por su independencia. 

Este hombre tenía pésimas relaciones con el gobernador de la provincia de Asunción, Bernardo de Velazco. 

Llamativamente, el gobierno de Buenos Aires, bajo el mando del comandante Manuel Belgrano, envió a este paraguayo para informar sobre la conquista de la independencia argentina de la corona española.

Este hombre no sólo gozaba de mala reputación en el país, sino que había sido el instigador de los conflictos bélicos de Cerro Porteño y Tacuary, al afirmar que el gobernador Bernardo de Velasco no gozaba de la simpatía del pueblo paraguayo, hecho absolutamente contrastado por los registros históricos, que hablan de la popularidad de la que gozaba el jerarca número 61 de la colonia española asentada en nuestra ciudad capital.   

Podría decirse que este hombre fue el primer traidor del Paraguay, ya que su misión no sólo consistía en informar sobre la independencia argentina, sino obligar a que la provincia paraguaya se arrodillara ante la nueva república.

Pero su traición también puede tomarse desde lo que sucedió con Judas y el cristianismo. La traición de José Espínola y Peña provocó que decaiga la reputación de Velazco y que crecieran las ansias de lograr un Paraguay Libre e independiente. 

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Este hombre generó el clima de tensión con intrigas y amenazas que precipitaron la formación de las tropas paraguayas.

Los datos básicos de este tema los encontramos en el libro “El ocaso del colonialismo español”, de la historiadora Mary Monte de López Moreira, pero la analogía con Judas, es responsabilidad mía. 

lunes, 13 de mayo de 2013

Más allá de la vida


Estamos tan acostumbrados a la promoción de eventos desabridos y escalofriantes que hemos ido desdibujando la verdadera esencia de la interacción humana: la búsqueda incesante de la felicidad y el amor.

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No nos damos cuenta de las maravillas que nos rodean y de las cosas hermosas que guardan en lo más profundo de su ser las personas que vemos al pasar.
Sucedió conmigo este fin de semana. Un hombre de aspecto normal, de aproximadamente 68 años de edad y mirada apacible se me acercó en el supermercado.

Con una voz discreta y serena se aproximó como si ya nos hubiéramos conocido antes y me dijo:
-           Como estás, Beto. Viniste de compras con tu señora?
-          Que tal señor, respondí con cierto grado de asombro.

Continué diciendo que efectivamente estaba en el súper junto con mi esposa como todos los fines de semana para llevar la provisión de los próximos 6 días.

Allí empezamos un breve diálogo. El hombre me confesó que veía todos los días el programa que conduzco en televisión y comentó que tenía planes para realizar un programa radial en el cual quería involucrarme, al menos eso fue lo que entendí.

Con mucho entusiasmo dijo que se trataba de un programa sin precedentes en la radiofonía nacional y que estaría enfocado al servicio de personas de escasos recursos.

No avanzamos mucho en ello y en realidad ese no es el motivo de esta publicación. Lo que llamó poderosamente mi atención fue el comentario que realizó en un momento del  diálogo y que no tenía un vínculo inmediato con el tema que estábamos desarrollando.

Ya cuando la conversación llegaba a su punto final y cada quien se disponía a retomar su rumbo, el hombre manifestó que era viudo desde hacía 2 años y que el ir de compras al supermercado le llenaba de nostalgia.  

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Graciela, ese era el nombre de la mujer que se había apoderado de su corazón a lo largo de 32 años de matrimonio. Horacio era el hombre que tenía enfrente y que decidió confiarme su joya más preciada en un diálogo corto pero cercano, lejos de los 140 caracteres que últimamente utilizamos para desnudar nuestra alma en el afán de buscar adeptos.

-          Hace dos años se fue de mi lado, luego de una lucha encarnizada contra el cáncer. Me dejó mi mujer, mi compañera, la dueña de mis sueños y la razón de mis alegrías.

Esto me decía Horacio como si no le importara el lugar de nuestra charla y las personas que de tanto en tanto hacían parte de la conversación sin ser invitadas, simulando interés por los productos que teníamos cerca.

No pudo evitar emocionarse y el efecto inmediato fue contagiarme la emoción. Yo pude disimularlo, en cambio a él los ojos se le llenaron de lágrimas que por una extraña razón permanecieron prisioneras en el globo ocular.

Me mostró su mano izquierda, llevaba el anillo nupcial en el dedo anular y el de Graciela en el meñique. Con absoluta certeza indicó que ella seguía casada con él y que su lugar no sería reemplazado por nadie.

Este hombre había vivido intensamente sus 32 años de casado y no creo que todo haya sido color de rosa. Si creo que este sujeto entendió que el amor es un compromiso y que requiere de un sacrificio diario. Graciela ya no lo acompañaba al súper para hacer las compras, al menos no físicamente.

Pero en su semblante ella seguía a su lado. Sus ojos se colmaban de una ternura inconmensurable cuando pronunciaba su nombre.   

Antes de alejarnos me dijo: - Yo sé que ella está esperándome en la presencia del señor.  

Esta fugaz experiencia hizo que paralizara mi mundo por un instante y reflexionara acerca de mi relacionamiento marital.

Cuantas veces nos detenemos en puerilidades y las convertimos en verdaderos dramas, dignos de una tragicomedia medieval.

Lo volví a mirar en la distancia y vi como se alejaba entre las góndolas con el paso firme pero la mente lejana.

Cambié la orientación de la mirada y vi a mi esposa con mi pequeño hijo de tan solo 11 meses de edad y mi corazón se llenó de gozo.

Pronuncié en mi soledad: “gracias Señor, haz de mi un hombre digno y cariñoso siempre”.

A veces dejamos pasar los detalles importantes de la vida, mientras se estropea nuestro universo en la rutina.

El repentino diálogo con Horacio me sirvió para plantar en mi corazón este aforismo: Hay ocasiones en las que un segundo es suficiente para guardar un grato recuerdo para el resto de la vida. 

miércoles, 8 de mayo de 2013

El arte de informar pensando en el efecto nocebo


Es bien sabido que las noticias tienen su implicancia en la determinación conductual de los consumidores. Algunos incluso configuran un submundo paralelo a partir de las informaciones que reciben de los medios que gozan de su consentimiento.
 
Esta situación convierte a los servicios informativos ya no sólo en generadores de opinión, sino en componentes esenciales de la conducta sicosocial.

El “efecto nocebo” es explicado por los científicos como la reacción adversa que manifiesta el organismo humano provocando el empeoramiento en la sintomatología de una enfermedad, por la expectativa de posibles consecuencias negativas que podría causar tal o cual hecho.


Sería como la antítesis del efecto placebo, fenómeno que provoca un estado de alivio tras la supuesta ingesta de una medicación.

De ser verdaderamente penetrante esta hipótesis en la sociedad contemporánea, esto explicaría en primer término cómo sustancialmente aumentan los casos de suicidios, violencia intrafamiliar, consumo de drogas  o casos de depresión a partir de la asidua difusión de eventos similares, más aún cuando estas noticias configuran el soporte principal de la propuesta informativa de tal o cual medio de comunicación.

No obstante, es muy arriesgado llegar a una conclusión, como la manifestada en el párrafo anterior, sin poseer un estudio acabado al respecto.

Básicamente, podemos decir que se trata de una hipótesis que tiene suficiente sustento conforme a la propuesta periodística de algunos medios que gozan del favor de los indicadores de rating en Paraguay.

Hoy por hoy, algunos medios de comunicación centran el presunto interés de los televidentes en problemas domésticos y vecinales, donde la condición elemental es la confrontación, que en muchos casos debe ir acompañada de violencia y sangre para causar el efecto esperado.


Es, fue y será ampliamente debatido el asunto de si es el medio de comunicación quien instala la tendencia o si ésta es el resultado de la demanda informativa del televidente. Aún así podría considerarse el enfoque de este post como un elemento de decantación social que promueva el verdadero desarrollo cívico.

También el tipo de oferta informativa al cual me refiero podría evidenciar el alto grado de cretinismo e ignorancia del común denominador de los consumidores, especialmente en aquellos que optan por las noticias de marcada tendencia sensacionalista.

Una sociedad deprimida, ausente, con la cabeza gacha y sin expectativas de desarrollo es, sin dudas, el resultado de un proceso sistémico de contaminación por información tóxica.

Los comunicadores tenemos un gran desafío. Debemos trascender el escollo de la anécdota y ofrecer un servicio de calidad a nuestros seguidores. 

Quizás por esas razones de extraña compensación inesperada, vayamos de este modo construyendo una sociedad más pensante y sana. 

jueves, 25 de abril de 2013

Caso Trotte: polémica entre juridicidad y emocionalidad


La condena de 40 años de prisión a Adolfo Trotte ha despertado una fuerte polémica en el país. La polarización es tan compleja que conjuga cuestiones de carácter moral y las que conllevan a una interpretación técnico – jurídica.

Trotte fue condenado a 30 años de cárcel, la máxima pena establecida por el código penal paraguayo, y el Tribunal de Sentencia reforzó la medida aplicando otros 10 años por razones de seguridad, considerando que el tiempo límite de privación de libertad no será suficiente para proteger a la sociedad del peligro que representa el acusado en el uso de sus derechos civiles.  


La fiscalía había solicitado la aplicación de esta condena y de las medidas de seguridad basándose en informes periciales de sicólogos y siquiatras, que dictaminaron que Adolfo Trotte es una persona con “severos problemas de sociabilidad, egocéntrico, reacciona antes de pensar y representa un líder para el mal”, según lo precisó la Presidenta del Tribunal de Sentencia, Dina Marchuk.

También sustentaron la pena sobre la base de un estudio pormenorizado de sus antecedentes conductuales, muchos de los cuales indicaban que efectivamente se trataba de una persona agresiva y  - técnicamente – peligrosa.

Durante la presentación de los argumentos del fallo, el Tribunal de Sentencia comentó con detalles todos los problemas conyugales del acusado, al punto que incluso fue mencionado como un elemento gravoso que abusaba sexualmente de su mujer, utilizando un arma de fuego para introducirlo en sus partes íntimas.

Hasta aquí el perfil criminal de Trotte da miedo. Incluso los jueces dijeron que se preguntaron en un momento “que tipo de persona no tendría miedo de una persona como el acusado”.

Trotte fue presentado ante las cámaras de todos los medios de comunicación básicamente como un “terrorista”, una persona que comete actos violentos para infundir terror, impredecible y capaz de cometer cualquier tipo de hechos, por ser emocionalmente explosivo.

Según la propia jueza Dina Marchuk quedó demostrado que es una persona “manipuladora y que quiere tener el dominio absoluto” de las personas que están a su alrededor.

Pero, ¿se compadece la condena con el hecho juzgado y el perfil del criminal? Esa es la gran pregunta que debemos hacernos.

Técnicamente, la condena impuesta a Trotte es un eufemismo de la cadena perpetua. Por su concepto, las medidas de seguridad no podrán ser interrumpidas, es decir, ni siquiera la buena conducta en prisión podrá restarle al condenado los 10 años que le fueron anexados a la pena máxima.  

Con esto, el Tribunal de Sentencia dejó por sentado que Adolfo Trotte es una persona que no podrá recuperarse durante el tiempo de reclusión y, por ende, su libertad siempre será una amenaza para la sociedad. Sin embargo, el objeto de la pena conforme al código penal vigente es que el reo se recupere para su readaptación social.



¿Fueron tan contundentes los informes periciales para concluir que Trotte es un caso perdido? Esa es otra de las consultas que uno debe hacerse. Y de prevalecer este criterio en el juzgamiento de los casos por encima de la connotación garantista del sistema penal vigente, ¿no daría paso a la aplicación de la cadena perpetua o, incluso, la pena de muerte?

El título de esta reflexión habla de una dicotomía entre la juridicidad y la emocionalidad. La juridicidad es concebida tradicionalmente como lo que va conforme a derecho. Mientras que la emocionalidad es la forma habitual con la que reaccionamos cuando algo nos indigna, que podría no ser proporcional al hecho juzgado.

El desafío es discernir hasta donde imperó lo que se “ajusta a derecho” y desde dónde incidió el contexto sociológico del crimen, donde una mujer resultó víctima del hecho luego de varios años de presunta tortura física y sicológica, que conmocionaron a la sociedad, incluyendo a los miembros del tribunal de Sentencia, en especial, a la jueza Dina Marchuk, que no ocultó sus sentimientos en su lenguaje no verbal e incluso utilizó algunos calificativos para describir la conducta del condenado.   

El caso Trotte tiene una connotación ejemplificadora, lo cual no necesariamente debe entenderse como justa o lícita.

Los jueces debieron abstraerse de la emocionalidad para establecer el fallo, especialmente, en lo que refiere a la aplicación de las medidas de seguridad, que básicamente representan la supresión de la capacidad de readaptación del sujeto afectado.

La pena máxima en este caso resulta ejemplificadora, pero el resto posee un sesgo de “castigo severo”, algo que no está previsto en el código vigente, al menos de manera taxativa, y se debe considerar que las interpretaciones son restrictivas a favor del encausado, en este caso de sus posibilidades de recuperarse.

Más aún porque las medidas de seguridad están previstas para grupos criminales que incurrieron en asociaciones criminales para la comisión del hecho punible y no a un sujeto en particular. Al respecto, el fiscal del caso, Federico Espinoza, dijo que el código no excluye la posibilidad de esta aplicación, aunque no lo diga claramente.

Esto último puede ser preocupante, al menos así lo entendí luego del comentario que me hizo un amigo abogado que me dijo: “la única forma de evitar los abusos del Estado contra un individuo es mediante reglas claras. Cuando se interpreta algo que no está regulado, se ingresa a una zona gris, donde existen mayores probabilidades de incurrir en abusos”.

Está abierto el debate, espero que los especialistas puedan disipar mis dudas.    

miércoles, 24 de abril de 2013

Surge el némesis de los princesos: los espartanos

Un amigo muy cercano me proporcionó la información. Inmediatamente la compartí en las redes sociales y la respuesta fue viral.

La corriente de los "princesos" caló tan hondo en el mundo entero, que Paraguay no pudo abstraerse del fenómeno, y no era para menos. Son muchos los hombres que aprovecharon el contexto para desenfundar sentimientos reprimidos y exponerlos sin tapujos.

Como es natural, a esta acción se contrapuso una reacción. Así arremetieron los hoy denominados "Espartanos", un grupo de caballeros que persiguen el prototipo de hombre ideal, bajo el fundamento de que el "amor es la manifestación más sublime de dar", pero a la vez se identifican a si mismos como los machos alfa, aquellos que manejan las riendas de la relación.


No obstante, me aclararon que este liderazgo está basamentado en el servicio, es decir, la idea es dar sin pedir nada a cambio, con la absoluta convicción de que el amor produce una respuesta favorable siempre.

Para que se hagan una idea de lo que ello significa me pasaron los siguientes ejemplos:
 - Un pide perdón por las ofensas a pesar de haber sido agraviado.
- Un sustenta su éxito en la vida, midiendo el índice de felicidad de las personas que ama.
 - El acompaña a su mujer al súper y coordina que los gastos no se excedan del presupuesto, pero no omite las regalías.
- El no es un casanova, él conserva a su mujer y la respeta como su joya más preciada.
- El se arregla para satisfacer a su mujer, no para competir con ella. Lava los platos para dar ejemplo de liderazgo de servicio.
- Los son los proveedores, protectores y dadores de amor desinteresado. Para ellos el dar es más provechoso que recibir.

Estas son sólo algunas características que me proporcionaron, pero que nos permiten identificar el tipo de hombre que constituye este conglomerado que ha salido en defensa de los valores masculinos originarios. 

Según me dijeron, los Espartanos han sido entrenados en el arte del amor. Pueden tropezarse e incurrir en errores, pero están dispuestos y abiertos a enmendarlos, sabiendo que depende de ellos el éxito de la relación. 

Inmediatamente surgieron en mí varias interrogantes. En principio sospeché que se trataba de un simple grupo contestatario que buscaba atenuar la fama adquirida por los "princesos", que lograron posicionarse en los medios masivos de comunicación invocando incluso un adjetivo desconocido por la real academia española. 

Sin embargo, me di cuenta que los Espartanos siempre estuvieron presentes, solo que muchos de ellos desertaron por la baja resiliencia, luego de reiteradas frustraciones provocadas por su contra-parte emocional. O bien, fueron diluyendo su identidad y se pasaron al otro bando (al de los princesos), compitiendo con sus amadas en sensibilidad, gustos y hasta en cuestiones de estética.

Hoy la sociedad debe reivindicar el valor de sus verdaderos hombres; aquellos Espartanos que abren la puerta a las mujeres para subir al vehículo, que le preparan la cena, cuidan del desarrollo integral de los chicos y que son capaces de renovar el amor venciendo a la rutina.

Y ustedes se preguntarán, por qué se hacen llamar espartanos? La respuesta es la que imaginaba. Se da en honor al registro histórico de aquellos 300 soldados espartanos entrenados para la guerra, que lograron frenar el avance de miles de soldados persas, venciendo a por lo menos 20 mil de ellos.

Actualmente, la guerra por el mantenimiento de la identidad masculina es verdaderamente encarnizada y el ejército contrario es incluso mayor que aquel que enfrentaron los espartanos en el paso de las Termópilas.



La sociedad precisa de hombres valerosos como los "neo espartanos", dispuestos a renunciar al egoísmo para fortalecer la sociedad y saciar los apetitos de su compañera idónea.

Sin embargo, los espartanos no permiten los abusos y su reinado está solventado por la premisa de que "tengo derecho a exigir obediencia porque mis órdenes son razonables", como diría el rey al Principito en la genial obra de Antoine de Saint-Exupéry.


Salud Espartanos!



lunes, 25 de febrero de 2013

La rentabilidad del transporte público en perspectiva


Ser empresario del transporte en Paraguay puede ser uno de los emprendimientos más prósperos. 

Hoy día, los mismos empresarios reconocen que su margen de rentabilidad es de al menos el 14 por ciento, es decir, cada una de las 41 empresas que conforman la Central de Empresarios del Transporte del área metropolitana gana 31 mil dólares por mes, de acuerdo a los datos suministrados por ellos mismos sobre el movimiento económico diario que genera este sector. 

Es justamente esa cifra a la que renunciarían si cumplen con su amenaza de realizar el paro por 30 días. Si son capaces de renunciar a este margen de ganancia, podrían hacerlo de una manera más benevolente. 

Por ejemplo, con ese dinero un solo empresario puede costear el almuerzo escolar por 8 meses de 2.456 niños en situación de pobreza de Asunción y Central o bien encargarse de la merienda escolar de por lo menos 1.915 niños durante el mismo periodo de tiempo. 

Si los 41 empresarios se pusieran de acuerdo y juntaran sus ganancias, el resultado sería aún más provechoso. Allí se beneficiarían 118.875 niños con el almuerzo escolar y 92.668 con la merienda, en ambos casos hasta que termine el presente año lectivo. 

Si no les interesan los demás, cada empresario podría tomarse en serio el mes sabático y huir de la presión ciudadana y de sus obreros, por supuesto; dejando a la gente con el servicio alternativo que proveerá el estado con buses de las fuerzas armadas o la policía, e ir a pasarla bien al menos una noche en el Emirates Palace de Abu Dabi, ya que el costo de hospedaje de este hotel, considerado el más caro del mundo, es de 23.800 dólares; aún así, a cada empresario le restaría al menos 6.755 dólares de viático, descontando el costo del pasaje ida y vuelta. 

La última opción es que hagan una vaquita y compren al contado por lo menos 12 nuevas unidades del transporte público 0 km, cotizado en el mercado en 120 mil dólares cada una. 

Con esto no dejarían opción al gobierno y podrán forzar el aumento del precio del pasaje, ganándose además el aprecio de una buena porción de la ciudadanía que estará conforme con el servicio. 

Como nada de esto podrá suceder, ni siquiera el paro por 30 días, ya que los economistas más arriesgados le dan como máximo una semana a la medida de fuerza; lo mejor sería hablar en serio y que el usuario utilice servicios alternativos, para que los empresarios dejen de tener márgenes de ganancia.