domingo, 9 de agosto de 2009

La sinceridad de Lugo


Si hay algo que no se puede cuestionar al presidente de la república, Fernando Lugo, es su plena sinceridad, al menos desde que destapó la olla de secretos que mantenía ocultos bajo la sotana.
Su hermana, la primera dama de la nación, fue sorprendida utilizando recursos de su fundación benéfica para honrar su compromiso mensual de renta domiciliaria. Vaya desfachatez! Como si le faltaran recursos para hacerlo.
Creo que Lugo no se equivoca cuando dice que "los parientes son los peores", pero considero que no lo hubiese generalizado, bastaba con que diga que "sus parientes son de lo peor".
Ya en menos de un año de gestión el mandatario ha debido sortear varios escándalos de su vida privada y familiar, que afectan su vida pública y, especialmente, su función. Aún así sus reacciones han sido sumamente débiles como para revertir esa imagen poco seria que se recreó en el conciente colectivo sobre su gestión.
Algunos dirán que todavía es temprano, pero el tiempo pasa sin que nos demos cuenta y las expectativas de cambio que el presidente creo durante la campaña electoral, nos demuestran que fue un desafío muy grande, y que requería de un compromiso de igual proporción.
No sé si es la prensa o el mismo Lugo, el que se ha encargado de reducir las prioridades del país a esa caja de pandora que mantiene el mandatario en su alcoba, y que se abre cada tanto para sorpresa de todos.
Es hora de trabajar por el cambio, de entender que el país debe desapegarse de improvisaciones y de falsas expectativas.
A Lugo le quedan cuatro años para cumplir su mandato, pero el tiempo ha fenecido para que demuestre su consecuencia al cargo que desempeña con suma tibieza desde el 16 de agosto del 2008.
Ya reconoció a un hijo, reconoció su inexperiencia y ahora reconoce que la familia que tiene es igual a la del prototipo colorado que hizo suyas las finanzas del estado.
El cambio no era el de tener un presidente sincero, queríamos un presidente efectivo y responsable, alguién que sea capaz de sacar de la modorra todo el potencial que tiene el país para ser productivo y desarrollado.
Despierte presidente, el tiempo ya se le ha agotado!

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