domingo, 1 de marzo de 2009

¿Qué nos quiere decir, señor Presidente?

Creo que eso es lo que deberíamos preguntarle a Lugo, ante la tremenda rareza de sus decisiones. A cualquier mortal, por más insensato que fuera, le resultaría temerario el posicionar a un hombre políticamente impresentable y socialmente repudiado, al frente de una institución de poder y con facultades para maquinar hasta espionajes.
Sí, me refiero al controversial caso del coronel de aviación, Lorenzo Benítez Liseras. Esta novela, que roza la ciencia ficción, inicia con un extraño episodio que envuelve a su protagonista (Benítez Liseras) en un litigio con la justicia argentina en el año 2005, que deriva en una condena de 4 años de prisión por contrabando de cigarrillos, y concluye con un sorprendente giro argumental tras el quiebre de la lógica, para posicionarlo en el 2009 como nuevo jefe de inteligencia aérea de las FF.AA paraguayas.
Así presentada, esta historia vende y mucho. Pero cuando se trata de algo verídico, tiende a preocupar a quienes piensan en cambio, previsibilidad y lucha a la corrupción.
Existen varios aspectos extraños en esta tragicomedia. En primer lugar, nos preguntamos qué motivó al presidente a salirse del protocolo institucional de las FF.AA y de la propia investidura de mandatario, para ir a visitar en su domicilio a un hombre con estos antecedentes y, peor aún, alimentar las suspicacias de la prensa, por haberlo hecho de manera clandestina.
Podemos pensar que lo hizo para jugar de actor y asumir facultades de agente fiscal o bien que sigue apegado a su perfil sacerdotal y llevó a cuestas el confesionario.
No me atrevo a pensar que el presidente de la república sea tan TORPE – o su decena de asesores - como para no darse cuenta de que estas decisiones traerían cola.
Al ser consultado sobre el asunto, el presidente dijo a los medios que fue a interiorizarse sobre el caso del polémico “aviador” e inmediatamente agregó que si los periodistas estaban tan interesados en conocer la historia, deberían hacer lo mismo y visitar al coronel en su domicilio. Esta respuesta también me resulta extraña. ¿Acaso el presidente no piensa lo que dice?
Para quienes no conocen los antecedentes del caso les cuento brevemente. El coronel Benítez Liseras cayó en la localidad de Corrientes, Argentina, en julio del año 2005, con un cargamento de 1.649 cajas de cigarrillo de contrabando. Según la hoja de vuelo expedida por funcionarios de la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac) el viaje tenía como destino la ciudad de Paraguarí, Paraguay. En su defensa, el experimentado piloto dijo que un fuerte temporal lo llevó a aterrizar de emergencia en suelo argentino. ¿Será verdad o no?, eso es algo que debemos investigar de algún modo. Lo cierto es que la justicia argentina lo condenó a 4 años de prisión – la pena fenece el próximo 3 de julio - y una corte militar paraguaya lo declaró inocente.
Más allá de todo esto, me sorprende la decisión del mandatario. Me resisto a creer que se trate de una decisión ingenua o el resultado de un desliz conductual característico de algún episodio de sicosis o esquizofrenia.
Creo que la postura presidencial nos está queriendo de decir algo, pero considero que en honor a la seriedad que supone el manejo de una república fundada sobre los cimientos de la democracia, deberíamos dejar de jugar a los acertijos y manejar con transparencia las decisiones de Estado.
Hoy el presidente nos toma el pelo, espero que mañana no sea otra cosa.

2 comentarios:

  1. Coronel, me ha gustado su forma de escribir, me gustaria tenerlo entre los lectores de mi blog: www.carlosmanuelperez.blogspot.com

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  2. Buen post. Fue una buena idea clickar sobre el vínculo de tu blog. Saludos,
    Michael

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