lunes, 8 de junio de 2009

Los sindicatos en Alemania














A diferencia de los sindicatos en Latinoamérica, los de Alemania juegan un rol protagónico no sólo en las definiciones de medidas de presión contra las empresas, sino en el mantenimiento de un estado democrático que beneficie a los obreros.


Las huelgas en el país deben ser aceptadas por el 70 por ciento de los miembros del sindicato. De no ser así, la medida de fuerza carecería de legitimidad. Una vez concretada, también el 70 porciento debe reconocer las ventajas de las negociaciones realizadas con la contraparte, para poder retirar la presión.
Lo más llamativo es que el mismo sindicato es quien paga a los obreros el salario correspondiente por los días no trabajados a raíz de la huelga. El dinero proviene de un fondo denominado seguro sindical, solventado por cada uno de los obreros, que pagan mensualmente el 1 por ciento de su salario. Este fondo también cubre, por un periodo no mayor a los tres meses, hasta un 70 por ciento del salario a aquellas personas que hayan perdido sus puestos de trabajo.
En la ciudad de Bochum, a 512 km al occidente de Berlín, funciona uno de los sindicatos más grandes de Alemania, la IG-Metal.
Con más de 2 millones de miembros en todo el país, de los cuales 30 mil trabajan en Bochum, la institución maneja un presupuesto anual de 3,5 millones de euros. El 80 por ciento del dinero va destinado a una cuenta bancaria y el 20 por ciento restante es utilizado para gastos corrientes.
Este gremio reúne a obreros de los sectores de la metalurgia, industrias tecnológicas, textil y últimamente el concepto se amplió para todas aquellas personas que trabajen en la manipulación de máquinas.
Sólo el año pasado, este sindicato tuvo que sortear uno de sus mayores desafíos en Bochum. La firma Nokia había anunciado el cierre inminente de la fábrica instalada en el sitio, que daba empleo a por lo menos 2600 personas. Por lo general, los sindicatos en sus medidas de fuerza apuntan a reducir la producción para embretar a los dueños, pero en este caso la misma estrategia no daría resultados.
Por lo tanto, los sindicalistas siguieron trabajando y consiguieron por vía judicial que la fábrica siga en marcha. De igual modo, 1300 fueron despedidos y continúan sin trabajo.
Este sindicato está muy bien organizado. Las decisiones son tomadas de manera democrática y el presidente es elegido por un periodo de 4 años, luego de un día sindical en donde prevalece la decisión mayoritaria.
En el caso específico de la IGM, sus directores desconocen los argumentos de algunas empresas respecto al embate de la crisis financiera global. Prefieren mantenerse cautelosos con relación al dinero que inyecta el estado para oxigenar a las supuestas empresas afectadas, ya que aseguran que la crisis fue un pretexto para que muchas de ellas pidieran socorro al gobierno para recomponer las malas decisiones tomadas, incluso desde antes de la crisis.
Sostienen que un ejemplo de ello es la firma automovilística Porsche, que había pretendido absorber a la firma BMW, para luego percatarse que la operación le resultaba sumamente costosa.
Ahora bien, reconocen que la intervención estatal para la firma Opel fue bastante oportuna para la liquidez de la empresa. Consideran que de lo contrario, la mayoría de las automovilísticas europeas, que están asociadas a la General Motors (GM), hubieran quebrado.
Por de pronto, los sindicatos no bajan la guardia ya que aseguran que esta crisis económica de gran impacto mundial es utilizado a la vez como una excusa por los empresarios, para disminuir las ventajas laborales de los obreros; tales como: el pago de aguinaldo, vacaciones y otras bonificaciones.

2 comentarios:

  1. Que bárbaro!!! "Igualitito" a nuestros sindicatos, en cuanto a organización y beneficios a sus asegurados, eh? :P

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  2. Todos los trabajadores desen afiliarse a un sindicato, por ley, y que los sindicatos vivan exclusivamente de las cuotas de sus afiliados. La presunta formación que dan, debe estar en manos del Ministerio de Trabajo, que deberia tener formadores en todas las provincias de forma que den formación suficiente y a decuada a los trabajadores. Y digo esto porque en su día fui sindicalista y se como funcionan sus cursos. Obligan a los afiliados a firmar las solicitudes de los cursos, hacen un presupuesto de los gastos que va a ocasionar, hablan con proveedores para que les hagan facturas falsas y despues, esos importes lo emplean en pancartas, folletos y material de oficina, y por supuesto en relojes Rolex y mariscadas.

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